La importancia del
contexto
La evaluación
auténtica no puede darse si no se enfocan las actividades que se evalúan desde
el punto de vista del contexto. Así, estas actividades han de plantearse en
contextos realistas y cercanos al alumnado. Este realismo, acerca los
conocimientos, las destrezas y las actitudes implícitas en los objetos de
aprendizaje a aplicaciones de la vida diaria, en contextos personales,
académicos, familiares o sociales. Y a su vez, enfocar las actividades con este
planteamiento, provoca que estas actividades o tareas sean complejas desde el
punto de vista cognitivo. Implican en muchas ocasiones tipos de pensamiento
analítico, crítico y creativo para la solución de problemas o la toma de
decisiones en colaboración con otros.
Es lo que
Wiggins (1998) denomina tareas auténticas. A continuación un ejemplo de
actividad de evaluación que va desde un planteamiento no auténtico a un diseño
auténtico.
El papel del estudiante:
evaluación formativa
Obviamente,
desaprovechar una tarea de estas características para mejorar el aprendizaje
que demuestra el alumnado (y también mejorar la enseñanza), es una lástima. Así
que, otra de las características es que el cómo aprende un estudiante está en
el foco de la mejora: ha de poder aprender en el propio proceso de la tarea y
con la evaluación que se haga de los aprendizajes que demuestra. El docente
centra su labor en proporcionar la retroalimentación necesaria, se introducen
mejoras en el propio proceso o incluso en el producto elaborado por el
alumnado. No se acaba la tarea tal como esté, y a partir de aquí se
premia o sanciona el aprendizaje demostrado. No interesa evaluar para dar una
calificación, sino porque el proceso de evaluación mismo se convierte también
en un catalizador de nuevos aprendizajes o de refuerzo de aquellos que todavía
no están consolidados.
Las bases para la calificación de los aprendizajes
Por último, las
bases para establecer una calificación de los aprendizajes se centran en dos
aspectos fundamentales:
1) Los estudiantes conocen de antemano los criterios de
desempeño por los cuales van a ser evaluados, e incluso son partícipes de su
desarrollo. La evaluación se convierte en un proceso público, participativo y
transparente.
2) Se utilizan varios criterios de evaluación (o metas o
indicadores de logro) que por otra parte han de corresponderse o han de estar
presentes en la tarea o actividad (compleja).
Estos dos
últimos puntos llevan casi siempre a asociar la evaluación auténtica al uso de
rúbricas. Aunque bien se podrían utilizar también instrumentos de recogida de
evidencias del aprendizaje, como un portafolio, y emplear diversos tipos de
instrumentos de evaluación que permitan la valoración de los aprendizajes de
estas evidencias, de la mejor forma posible. Tanto es así, que el enfoque ideal
es utilizar diversidad de instrumentos en contextos o actividades realistas (o
auténticas).