El blog Docente

sábado, 13 de marzo de 2021

Orientaciones para la evaluación diagnóstica y la planificación curricular 2021

 


Estimados docentes:

Empezamos un año escolar que, en muchos sentidos, es la continuación del 2020, un período que ha sido retador y desafiante para todos. A lo largo del último año, el trabajo que ustedes han realizado ha permitido sacar adelante los aprendizajes de los estudiantes, los que a su vez han enfrentado condiciones adversas y desiguales para seguir aprendiendo. En ese contexto, el esfuerzo y compromiso desplegados han permitido continuar atendiendo las necesidades de los estudiantes y han evitado, en muchos casos, que las brechas existentes en los aprendizajes se hagan inclusive más grandes.

Durante el año pasado, hemos sido testigos no solo de su compromiso y voluntad, sino también de su profesionalismo para desempeñar la compleja labor de sacar adelante los aprendizajes y acompañar a los estudiantes en su desarrollo, incluyendo en ello la preocupación por su bienestar emocional.

Para este 2021, los desafíos continúan siendo grandes, de cara precisamente a garantizar el bienestar de los estudiantes y la continuidad de sus aprendizajes. Los retos de este año exigen, en primer lugar, recoger información sobre la situación en la que llegan ellos y sus familias. Por esto, las primeras semanas están destinadas a conocer el nivel de desarrollo de sus competencias, y también a saber cómo se encuentran con respecto a su salud física y emocional, dado que no es posible pensar en desarrollar aprendizajes si es que no nos encontramos bien y dispuestos para hacerlo.

Todo lo anterior nos permitirá planificar el año escolar, tomando decisiones que sean pertinentes para las necesidades reales de los estudiantes. En el presente documento, se plantean orientaciones para llevar a cabo la evaluación diagnóstica de los aprendizajes y la planificación curricular anual. En términos generales, estos procesos se inscriben en el marco del enfoque de evaluación formativa, que como sabemos, pone en el centro los aprendizajes de los estudiantes: evaluamos para conocer qué está pasando con sus aprendizajes y para tomar decisiones respecto a la planificación a partir de esa información. No es posible plantear procesos de aprendizaje sin conocer en qué situación están nuestros estudiantes. Tampoco podemos ofrecer a todos lo mismo, desconociendo la diversidad de necesidades existentes. Esto incluye tanto a los estudiantes que requieren mayores ayudas, como a aquellos que se han desempeñado según las expectativas y deben seguir progresando en sus competencias.

El proceso de recojo de información, toma de decisiones o reajuste de estas es un proceso continuo. Tener una idea completa sobre cómo están los estudiantes con respecto a sus aprendizajes no es algo que se consiga en un día, en dos o en una semana. Es, más bien, un proceso permanente, que supone observar la manera en que se van desempeñando frente a los retos o desafíos que les planteamos.

Sin embargo, en el contexto particular que estamos atravesando, es importante recordar que los estudiantes han tenido condiciones muy desiguales durante el año 2020, y no todos han podido acceder de manera continua a la estrategia Aprendo en casa, o a la comunicación con los docentes. Por ello, este año se hace necesario prestarle especial atención a este proceso de evaluación diagnóstica al comenzar el año, hacer una especie de corte y observar con atención cómo se encuentran los desempeños de los estudiantes. Dependiendo de sus características y situación, en algunos casos podremos alcanzar conclusiones más rápidamente. En otros casos será necesario indagar más para saber qué necesitan y cómo podemos promover el desarrollo de sus competencias. Para acompañar este proceso, en este documento ponemos a disposición orientaciones para la evaluación diagnóstica y para el proceso de planificación curricular.

¿Para qué evalúo y qué debo evaluar?

La evaluación diagnóstica que se implementará al iniciar el año escolar permitirá determinar las necesidades de aprendizaje reales de los estudiantes, con el objetivo de elaborar una planificación curricular anual orientada a la consolidación y al progreso continuo de los aprendizajes.

Evaluar, entonces, implica recoger información y analizar todas las evidencias con las que se cuenta, para aproximarse lo más posible a los niveles de progreso de las competencias de los estudiantes e identificar sus necesidades reales para seguir promoviendo su desarrollo.

La siguiente pregunta que nos hacemos es con respecto a qué evaluar.

Evaluamos las competencias que fueron seleccionadas en el 2020 en el marco de la estrategia Aprendo en casa. Los progresos en estas competencias fueron registrados en el SIAGIE, de acuerdo con las indicaciones de la RVM 193-2020. En el caso de algunas competencias, es posible que no se haya registrado un calificativo sobre el nivel de logro. Recordemos que solo se registró información de los niveles AD, A y B, por lo que, si la competencia se encontraba en inicio al finalizar el año, la casilla correspondiente a ello se dejó en blanco, con el objetivo de promover la consolidación del aprendizaje durante el 2021.

El proceso de evaluación diagnóstica es, entonces, una oportunidad para recoger información sobre cómo se encuentran actualmente esas competencias. De igual modo, es necesario recordar que a finales del año 2020 a algunos estudiantes les fue entregada la Carpeta de recuperación. Se espera que el desarrollo de las experiencias de aprendizaje contenidas en esta carpeta haya contribuido a consolidar sus aprendizajes y los ayuden a avanzar hacia el nivel esperado en sus competencias.

Descargar