Presentación
Estimados docentes:
El 2020 y el 2021 exigieron desarrollar múltiples recursos para
lograr una adaptación a la educación a distancia, y en ese contexto el trabajo
realizado por ustedes, maestros y maestras, permitió que los(as) estudiantes
puedan continuar desarrollando sus aprendizajes aún en medio de la pandemia y
de las situaciones adversas que tuvieron que enfrentar. Sin embargo, durante
estos dos años no todos(as) los(as) estudiantes han tenido las mismas
condiciones ni oportunidades para desarrollar sus competencias. Por eso, hoy
más que nunca, es necesario prestar atención a las diversas necesidades que se
presentan en el aula, referidas tanto a los aprendizajes como al bienestar
socioemocional e integral. En ese sentido, el presente año escolar nos pone
frente a un enorme desafío, pero al mismo tiempo frente a una gran oportunidad.
El retorno a la presencialidad en el 2022 exige pensar en el
proceso educativo como un proceso abierto al desarrollo de experiencias
diversas, dentro y fuera de la escuela, que promuevan que los(as) estudiantes
construyan sus propios aprendizajes, pongan en juego sus competencias y
desarrollen cada vez mayor autonomía. Esto implica fortalecer y potenciar
aspectos que hemos desarrollado siempre en nuestra práctica, pero también
considerar dimensiones y desafíos nuevos propios del contexto actual. Las
características que se proponen para la escuela en este retorno están
relacionadas con: i) darle centralidad al bienestar del estudiante; ii) poner
énfasis en el soporte socioemocional; iii) valorar y atender la diversidad; iv)
implementar permanentemente la evaluación formativa para la mejora; v)
desarrollar procesos de enseñanza y aprendizaje híbridos.
La atención de la diversidad ha sido siempre un reto del proceso
educativo, pero hoy esta necesidad se incrementa pues seguramente encontraremos
en el aula muchas más diferencias entre nuestros(as) estudiantes. Para atender
la diversidad es necesario planificar procesos de aprendizaje que consideren
sus características (su situación física y emocional, el contexto familiar, los
medios y recursos con los que cuentan), así como también el nivel de desarrollo
de sus competencias (logros, avances y dificultades). Realizar un diagnóstico
de estas características y necesidades es algo que se debe hacer siempre, ya
que no es posible plantear procesos de aprendizaje sin conocer en qué situación
están los(as) estudiantes. Tampoco podemos ofrecer a todos lo mismo,
desconociendo la diversidad de necesidades existentes. Esto incluye tanto a
los(as) estudiantes que requieren mayores ayudas, como a aquellos(as) que se
han desempeñado según las expectativas y deben seguir progresando en sus
competencias.
Al iniciar el año, este diagnóstico resulta especialmente
importante, para saber cuál es el punto de partida de nuestro grupo de
estudiantes. El propósito de este documento es justamente brindar orientaciones
para realizar la evaluación diagnóstica al iniciar el año y para diseñar la
planificación curricular anual, respondiendo algunas preguntas clave para el
desarrollo de estos procesos.
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