Estimados docentes:
Empezamos un año escolar que, en muchos sentidos, es la continuación del 2020, un período que ha sido retador y desafiante para todos. A lo largo del último año, el trabajo que ustedes han realizado ha permitido sacar adelante los aprendizajes de los estudiantes, los que a su vez han enfrentado condiciones adversas y desiguales para seguir aprendiendo. En ese contexto, el esfuerzo y compromiso desplegados han permitido continuar atendiendo las necesidades de los estudiantes y han evitado, en muchos casos, que las brechas existentes en los aprendizajes se hagan inclusive más grandes.
Durante el año pasado, hemos sido testigos no solo de su compromiso y voluntad, sino también de su profesionalismo para desempeñar la compleja labor de sacar adelante los aprendizajes y acompañar a los estudiantes en su desarrollo, incluyendo en ello la preocupación por su bienestar emocional.
Para este 2021, los desafíos continúan siendo grandes, de cara precisamente a garantizar el bienestar de los estudiantes y la continuidad de sus aprendizajes. Los retos de este año exigen, en primer lugar, recoger información sobre la situación en la que llegan ellos y sus familias. Por esto, las primeras semanas están destinadas a conocer el nivel de desarrollo de sus competencias, y también a saber cómo se encuentran con respecto a su salud física y emocional, dado que no es posible pensar en desarrollar aprendizajes si es que no nos encontramos bien y dispuestos para hacerlo.
Todo lo anterior nos permitirá planificar el año escolar, tomando decisiones que sean pertinentes para las necesidades reales de los estudiantes. En el presente documento, se plantean orientaciones para llevar a cabo la evaluación diagnóstica de los aprendizajes y la planificación curricular anual. En términos generales, estos procesos se inscriben en el marco del enfoque de evaluación formativa, que como sabemos, pone en el centro los aprendizajes de los estudiantes: evaluamos para conocer qué está pasando con sus aprendizajes y para tomar decisiones respecto a la planificación a partir de esa información. No es posible plantear procesos de aprendizaje sin conocer en qué situación están nuestros estudiantes. Tampoco podemos ofrecer a todos lo mismo, desconociendo la diversidad de necesidades existentes. Esto incluye tanto a los estudiantes que requieren mayores ayudas, como a aquellos que se han desempeñado según las expectativas y deben seguir progresando en sus competencias.
Autor: Desconocido